lunes, 9 de agosto de 2010
El Imperio contraataca
Hace poco tiempo en un país muy muy cercano… En un período crítico para las fuerzas “nacanpop”, a pesar de haber subido la imagen positiva de sus líderes en todas las encuestas serias y de haber reforzado su presencia en las calles con la marcha de las antorchas en homenaje a Eva Perón, las fuerzas del “Frente Innacional e Impopular” lograron asestar un par de golpes en los que demostraron que no están dispuestos a seguir entregándole la iniciativa y el centro de la escena a los Kirchner y sus seguidores…
Como suele ocurrir, lo que se conoce –no sin cierto simplismo e incluso ingenuidad– como la “derecha” ha demostrado ser más marxista y gramsciana que lo que se denomina –no sin cierto envanecimiento y pompa– la “izquierda”. Centralismo democrático, unidad de acción, vanguardia iluminada, construcción de un bloque hegemónico y la conciencia de clase que aglutina sectores en vista de un enfrentamiento dialéctico a todo o nada contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner son algunas de las herramientas que ha usado en los últimos tiempos. La primera escena de esta irónica remake del quinto capítulo de la saga de La Guerra de las Galaxias la protagonizó el (locuaz y de dudoso humor) titular de la Sociedad Rural Argentina Hugo Biolcati. Flanqueado por los diestros mosqueteros Mauricio Macri, Eduardo Duhalde y Francisco de Narváez, el dueño de la tierra (y de los caminos internos) plantó bandera. Tras invitar a dialogar democráticamente al gobierno lisonjeándolo con que era poseedor de virtudes tales como crispación, soberbia, egoísmo y autoritarismo, dio tres definiciones políticas más que interesantes para analizar la coyuntura.
La primera es ya un clásico. Como un anciano que rememora el tiempo perdido de su niñez, Biolcati homenajeó a la Argentina del modelo agroexportador dependiente del mercado internacional inglés –sólo beneficiada por una complementación con la economía británica–, un Estado represivo –el Centenario se festejó bajo el estado de sitio– y con condiciones sociales que marcaban: relaciones laborales precapitalistas –que todavía se mantienen en el trabajo rural–, un sistema político predemocrático y una inmovilidad social de tipo feudal. (Digresión 1: ¿qué tan peronistas son los “mosqueteros peronistas” que aplaudieron la reivindicación de la Argentina preperonista?, si se me permite la galimatías).
La segunda es fundamental para entender el pensamiento de los “terratenientes” del siglo XXI: les molesta la “federación de gobernantes, intendentes, caudillos y punteros políticos que se hacen poderosos a medida que los pobres son cada vez más pobres”. Lo interesante es que –además de demostrar que no lee los diarios ni conoce las mejoras estadísticas y reales de los sectores populares– lo que dice Biolcati es: “No queremos intermediación política. No queremos tener que consensuar nuestras ganancias extraordinarias con nadie.” Lo que admite el titular de la Sociedad Rural Argentina es que desprecian a la democracia real y que añoran, claro, los tiempos en que los “administradores” del Estado se elegían a dedo y/o que los presidentes lucían charreteras.
Pero ¿por qué Biolcati piensa así? Sencillo, él mismo lo dijo: la “Tierra es eterna”. Y lo mejor para él es que es ancha y no es ajena. Y como ellos fueron, son y serán los dueños de la Tierra –aquí va la amenaza– van a demostrar que la política es finita y el verde poder real será perenne. (Digresión 2: en realidad, la Tierra no es eterna, fue regalada por Bernardino Rivadavia, por Tomás Manuel de Anchorena bajo el gobierno de Rosas y por Julio Argentino Roca tras la Campaña del Desierto a las familias que históricamente pertenecieron a la SRA).
También como en El Imperio contraataca, por primera vez esta semana se supo exactamente quién es el armador, el cerebro, el “emperador” –perdón por estos trazos chuscos– del Lado Oscuro de la Fuerza, el verdadero ajedrecista que, como en el poema de Jorge Luis Borges, mueve a los jugadores que mueven las piezas. Se trata, obviamente, de Héctor Magnetto, quien prestó una de sus propiedades para reunir a Macri, Duhalde, De Narváez, Felipe Solá y Carlos Reutemann. En esa reunión, el CEO de Clarín les prescribió a los hombres del PJ disidente la política de que no pongan a Mauricio en cuarentena. Y también abogó por la unidad de acción que permita derrotar al enemigo común: los Kirchner y, al parecer, los precandidatos del Peronismo Cardón se habrían puesto de acuerdo en participar de internas abiertas y presentar un solo candidato. Pero todavía quedan algunas dudas: 1) ¿Subordinarían la estrategia del PJ residual a un extrapartidario como Macri? y 2) ¿Cuál es el precio que deben pagar ante la sociedad por convertirse desembozadamente en el candidato de Clarín?
Realizado su trabajo de enhebrar al Peronismo Cardón, Magnetto acometió la tarea de disciplinar puertas adentro a las organizaciones de “acumuladores de riqueza” que faltaban, es decir, la Asociación de Empresarios Argentinos –que nuclea a las empresas del capital más concentrado del país (los verdaderos Dueños de la Argentina, claro) y que está facturada al antojo del ajedrecista– y a la Unión Industrial Argentina, que reúne a las grandes industrias y que, vaya a uno a saber por qué razón, siempre apoyó las políticas antiindustrialistas, como las de José Martínez de Hoz y Domingo Cavallo, en una clara muestra de que son algo así como una alta burguesía con profundas características maníaco depresivas. Con un llamado a la “estabilidad económica” (¿de los años noventa?) a un “republicanismo” vacuo y a la “seguridad jurídica” de poder flexibilizar las condiciones de los trabajadores y emplearlos en negro sin que el Estado intervenga, los empresarios parecen añorar los años dorados del neoliberalismo argentino que terminaron con las crisis de 2001.
Para completar el cuadro, los grupos mediáticos hegemónicos –con Clarín a la cabeza– decidieron agitar una bandera fácil para desestabilizar a cualquier gobierno, como es la bandera de la inseguridad. Hubo una espantosa utilización de la muerte del bebito a quien todos dramáticamente llamaron Isidro. (¿Alguien se acuerda de cuál era el nombre del otro bebé que murió hace un mes en Buenos Aires por falta de atención de la gestión macrista? ¿Qué ocurre? ¿Para los medios los hijos de los pobres no tienen nombres?) Y la prensa habló de “conmoción”, como si se estuviera al borde de un golpe de Estado. Unificadas las fuerzas del FII (Frente Innacional e Impopular, compuesto por la Sociedad Rural, la AEA, la UIA, las empresas periodísticas y el Peronismo Cardón), la semana pasada pasaron al contraataque. Como si se hubieran dado cuenta de lo peligroso de la promesa de Néstor Kirchner: armar un bloque popular hegemónico para profundizar el modelo de distribución de la riqueza. Lo interesante del asunto es que, por primera vez en mucho tiempo, las cosas están claras y ya se sabe quiénes están del Lado Oscuro de la Fuerza: ironía, claro.
Al progresismo, al campo “nacanpop”, a la izquierda le toca ahora la posibilidad de actuar con inteligencia y aglutinar y articular fuerzas para enfrentar políticamente a los representantes del capital concentrado. Deberían dejar de lado las patoteadas, las desconfianzas, las mezquindades, las vanidades y los maquiavelismos. Ser maximalista y coquetear con Clarín no es un gran negocio, querer imponer una única versión de profundización, tampoco. Queda claro, entonces, que es necesario contratar un frente común. Quienes no lo intenten pueden llegar a ser cómplices del retorno al poder de quienes añoran el neoliberalismo. Por ahora, permítanme la humorada al estilo Nik, habrá que esperar a que llegue a los cines nacionales la sexta entrega de la saga.
Tiempo Argentino - 8 de agosto de 2010
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muy bueno tu blog
ResponderEliminarNuevas reseñas de artistas, fechas, discos para bajar, Sellos independientes todo en el blog del Pulpo Variete http://pulpovariete.blogspot.com/
Ay Hernán! El marxismo en este país formó parte de la Unión Democrática. No le pidas que alguna vez se ubique en el campo "nacanpop". Sus dirigentes son dueños de bancos y socios del Jockey Club (pero es chiq ser marxodiscursivo y liberoaccionista) Así la gilada se confunde! Un abrazo
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